domingo, 30 de enero de 2011

Expulsado un sin papeles que denunció agresiones

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Marcelo (nombre ficticio), ecuatoriano, declaró el pasado martes ante el juez que sería capaz "de reconocer a los policías que golpean e insultan". Los malos tratos de los que habla se produjeron, presuntamente, la semana pasada en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Valencia. Una veintena de ONG, agrupadas en la Campaña por el Cierre de los CIE, presentó una denuncia por los presuntos abusos. Los tribunales la están investigando. Marcelo es uno de los principales testigos, pero ya no podrá reconocer a los policías porque fue repatriado a su país sólo dos horas después de haber firmado esta declaración.

La autorización de expulsarlo partió del mismo juez que está investigando los malos tratos, cinco días después de admitir a trámite la denuncia. A primera hora del martes, el juzgado autorizó la expulsión. A las 13:00 horas, su abogado y los letrados de las ONG (CEAR y SOS Racismo, entre ellas) recurrieron la orden. Sus argumentos: que su testimonio es necesario para aclarar los presuntos abusos y que es imprescindible que él reconozca a los supuestos culpables. Pasada la medianoche, el abogado de Marcelo recibió una llamada del juzgado: a su cliente, le dijeron, le iban a tomar declaración como testigo.

El testimonio quedó registrado en medio folio: la narración de los golpes, las amenazas con porras, los insultos. Una mayoría de policías decentes, pero una minoría temible de agentes brutales. Así lo contó Marcelo y después estampó su firma. A las 4:00 de la madrugada del miércoles, se lo llevaron a Barajas. Atrás quedaron 15 años en España, diez de ellos cotizando a la Seguridad Social. En Valencia, dejó una esposa también sin papeles y un empleo en negro que ya no atenderá.

Según Francisco Soláns, abogado de CEAR y especialista en Extranjería, su expulsión beneficiará a los presuntos agresores en el transcurso de la investigación por malos tratos. A la policía, asegura, no le costará impugnar su testimonio, porque ni siquiera hubo tiempo para citar a los representantes legales de los agentes, como dicta la ley.

Además, Marcelo no estará para identificarlos. "Lo que tenía que haber hecho el juez es impedir que se tocara a los testigos hasta que no terminara el proceso penal", afirma. Las ONG recuerdan, asimismo, que el CIE valenciano, como el resto de centros de esa naturaleza que hay en España, privan de libertad a personas por carecer de permiso de residencia, "una falta administrativa, como tener una multa de tráfico", según Salva Lacruz, de CEAR.

La Policía se declara inocente
Según la Jefatura Superior de Policía de Valencia, no hay irregularidad alguna en las expulsiones, que se hacen siempre con la autorización del juez. Sobre este caso en concreto, no hubo comentarios más allá de que "se colabora con la Justicia para aclarar los hechos en lo que sea necesario". Además, desde la jefatura se niega que se hayan producido malos tratos dentro del CIE.

Por su parte, el juzgado hizo saber su versión de los hechos a través del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana. Se niega cualquier irregularidad en la expulsión, que se produjo "cuando hubo un hueco en los vuelos con destino a su país", como se hacen todas las demás. "Se prioriza", afirmaron desde el TSJ, "que la gente salga lo más rápido posible para que no siga privada de libertad". "Si es necesario que vuelva a declarar", asegura, "se hará por videoconferencia a través de la embajada de España".

La delegada del Gobierno en el País Valencià, Ana Botella, señaló que investigará si se han cumplido todas las garantías en este caso.


FUENTE: Público (AQUÍ)
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viernes, 28 de enero de 2011

Una viñeta de FORGES

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FUENTE: Qué.es (AQUÍ)
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sábado, 22 de enero de 2011

España lidera la detención de sin papeles en la UE

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A pesar de que el número de detenciones de sin papeles residentes en España cayó un 21% en el tercer trimestre de 2010, el país siguió siendo el que más inmigrantes apresó, con un total de 12.122, dentro del conjunto de países miembros de la Unión Europea (UE) y el espacio Schengen. El balance forma parte del informe julio-septiembre de Frontex, la Agencia Europea para la Gestión de la Cooperación Operativa en las Fronteras Exteriores de los Estados Miembros de la UE.

Las dificultades para lograr la expulsión de los detenidos varía en función de su procedencia. España tiene firmados acuerdos bilaterales de repatriación con varias decenas de países, pero el gran abanico de nacionalidades de los detenidos (122, en el tercer trimestre) dificultó su expulsión.

El 12% de los detectados en España eran marroquíes
El mayor colectivo de detenidos fue el marroquí. El 12% de total de apresados en España procedían del reino alauita. Además de ser el colectivo extracomunitario más numeroso en España (el 1 de enero de 2010 había 746.760 empadronados), una circular interna de la Policía filtrada a los medios de comunicación en 2009, instaba a los agentes a detener, preferiblemente, a marroquíes porque resulta más fácil su expulsión de España. No obstante, el Ministerio del Interior dio orden de retirar esa directriz, tras su publicación en prensa.

Nuevos colectivos
Tras Marruecos, los colectivos con más sin papeles detenidos fueron los bolivianos, paraguayos y brasileños. Estos grupos son los de llegada más reciente a España y, por tanto, los que no han podido regularizar su situación por arraigo de forma generalizada. A nivel continental, el país que acumuló más detenciones de sin papeles fue Afganistán, con un total de 5.221 (un año antes fueron 10.472), por delante de Marruecos (4.913), Albania (4.557), Serbia (4.231) y Argelia (3.439).

En el informe del cuarto trimestre de 2010 todavía en preparación la detención de irregulares argelinos se ha disparado hasta el segundo puesto, por detrás de los afganos, según el director adjunto de Frontex, Gil Arias.

La frontera caliente de Grecia
Para el coordinador de la vigilancia de fronteras, el problema más grave está en el límite de Grecia con Turquía, por la dejadez o falta de recursos de ambos estados. "A un argelino, le resulta más barato y más seguro volar a Estambul, y pasar desde allí por tierra a Grecia, que intentarlo por el mar", critica Arias. Además de Grecia, los Balcanes son el área que más preocupa al Frontex. En los próximos meses se espera un aumento de la presión migratoria en países como Bulgaria o Rumanía.

La permeabilidad de la frontera griega hizo que el tercer trimestre de 2010 registrase el número más alto de detenciones de sin papeles en las fronteras exteriores de la UE, según el informe de Frontex. Además de la clasificación por nacionalidades, la agencia europea de fronteras alertó sobre el aumento de la proporción de menores no acompañados en algunas de las rutas migratorias.


FUENTE: Público, 22 de enero de 2011 (AQUÍ)
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martes, 18 de enero de 2011

Inmigración y crisis económica en España: Gracias por todo, pero váyanse - LIBARDO JOSÉ ARIZA

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Durante los años de la bonanza económica, se presentó un discurso común para justificar la presencia de la población inmigrante dentro del cuerpo de la nación española. Tanto el gobierno socialista, como las organizaciones no gubernamentales y las principales figuras de los foros académicos especializados, apelaban a una estrategia casi única para prevenir una reacción ciudadana desmedida en contra de esa alteridad encarnada por el inmigrante y, al mismo tiempo, para demostrar el valor de esta población. La inmigración, se decía, es un componente fundamental de la economía española; gracias a esos abnegados trabajadores inmigrantes que ocupan los puestos de trabajo despreciados por la mano de obra local es posible que la vendimia siga funcionando; son los inmigrantes los que cuidan de los ancianos y se ocupan de las labores domésticas; son los inmigrantes los que hacen funcionar el sector hostelero, aunque no sirvan los cortados ni las copas con la precisión y elegancia que nostálgicamente extrañaba el dirigente del Partido Popular Arias Cañete.

Pero lo más importante, se aseguraba que los inmigrantes estaban haciendo rejuvenecer la población, reproduciendo una aletargada demografía local, cotizando a la seguridad social y asegurando el pago futuro de las pensiones. En pocas palabras, la inmigración es buena porque es económicamente útil. El inmigrante es bueno porque trabaja. Eso explica en parte ese relativo consenso en torno a la necesidad de gestionar y regular la inmigración y los flujos de personas desde el punto de vista del mercado de trabajo. Consenso alrededor de encontrar la ratio entre puestos de trabajo y dimensión del contingente extranjero; consenso en que el flujo debe ser gestionado para que no se torne en oleada; consenso, en fin, en que vengan, pero a trabajar.

Las cifras demográficas y económicas avalaban este discurso. Según los datos oficiales los inmigrantes han aportado unos 8.000 millones de euros anuales a la Seguridad Social, cifra que supone el superávit esperado del sistema español para el año 2008. Entre 1994 y 2006 la población de la Unión Europea creció en 19 millones de personas, de las cuales 15 millones eran inmigrantes. España es un país en donde esta tendencia es especialmente importante pues la inmigración es diez veces mayor que el crecimiento natural del país. Se calcula que en España, sin inmigración, el Producto Interior Bruto (PIB) per cápita habría caído un 0,6% entre los años 1995 y 2005, mientras que gracias a los inmigrantes ha aumentado en cerca del 2,6%.

Con la fuerte crisis económica que en estos momentos atraviesa España este discurso pierde su asidero y fortaleza social. De acuerdo con los últimos datos, durante el primer semestre de este año 318.100 personas más se encuentran desempleadas. El aumento de la inflación, el descenso del consumo y el aumento del déficit del Estado que alcanzó los 4.683 millones de euros, son algunas de sus principales manifestaciones. La profunda recesión de la economía española ha sido generada, en gran parte, por el estancamiento de la construcción y el sector inmobiliario. Mientras que en el año 2007 64.600 ciudadanos españoles perdieron su puesto de trabajo, los extranjeros en situación de desempleo aumentaron en 52.300 (14,7%). La tasa de paro de los españoles se situó en el 7,95%, cuatro puntos y medio menos que la de los extranjeros (12,37%). Esta tendencia se afirma claramente pues en el mes de junio se presentaron 36.492 nuevos desempleados, de los cuales el 21% es de origen extranjero. La pérdida de puestos de trabajo también se manifiesta en una disminución de las remesas. Durante el primer trimestre de este año disminuyeron en 51 millones de euros.

Esta situación empieza a surtir efectos en la opinión ciudadana frente al inmigrante. En un sondeo realizado en el pasado mes de junio la inmigración se ubica como la tercera preocupación de los españoles, incluso más que el terrorismo que se desplaza al quinto lugar. Vale la pena señalar que esto se refiere a los extranjeros no comunitarios pues cerca del 40% de los extranjeros que viven en España son ciudadanos de un país miembro de la Unión Europea. Cuando se habla de inmigración en el lenguaje común, por lo tanto, se hace referencia a aquellas personas que provienen de ese ocre y amplio lugar denominado como Tercer Mundo.

Las representaciones del inmigrante desempleado, del extranjero delincuente, así como las acusaciones en torno a que los inmigrantes colapsan los servicios de urgencia y monopolizan las ayudas sociales, empiezan a aparecer con más fuerza en los discursos de los partidos de derecha, en los nacionalismos, en algunos medios de comunicación y en la propia ciudadanía. Las muertes de personas provenientes de África que intentan llegar a España se han hecho tristemente cotidianas, ya no estremece saber que el año pasado 921 personas desaparecieron tratando de llegar a las Islas Canarias o cruzando el estrecho. No pasa nada. La criminalización del inmigrante se convierte en una estrategia cotidiana y aceptada. En el caso español, para marzo de 2007 se encontraban 65.093 personas presas, de las cuales 21.140 son extranjeras (19.252 hombres y 1.888 mujeres). De este modo, mientras que los extranjeros suponen el 6,2% de la población española en términos generales, dentro de las prisiones representan cerca del 30% de la población reclusa.

En pocas palabras, el mensaje que se está enviando ante la crisis económica es “muchas gracias por todo, pero váyanse”, se acabó la fiesta. España no quiere más inmigrantes. Con la pérdida del valor del inmigrante como recurso económico, se le invita al abandono voluntario o a la expulsión. En este sentido habría que interpretar las medidas adoptadas recientemente, desde las propuestas en torno a la limitación del empadronamiento para los inmigrantes en situación irregular, pasando por las restricciones a la reagrupación familiar, hasta llegar al martirio cotidiano que supone hacer una fila durante días para solicitar o renovar un visado. Pero estas no son las únicas manifestaciones del cerramiento de fronteras de la Europa Fortaleza. La infame Directiva de Retorno que regula la expulsión y la salida voluntaria, que permite la expulsión de menores no acompañados, que extiende la retención hasta los 18 meses y que establece que la persona expulsada no podrá ingresar nuevamente en un término de 5 años, es un ejemplo diciente por su descarada claridad. Pero lo es también el más sutil Plan de Retorno Voluntario para Residentes en Paro presentado por Rodríguez Zapatero que invita al inmigrante desempleado a volver a su país, recibiendo la totalidad de la prestación de desempleo en dos pagos con el compromiso de no volver a España en un plazo mínimo de tres años. Por las buenas o por las malas, muchas gracias, pero váyanse.


FUENTE: Revista Migrante Nº 1 Septiembre 2008
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viernes, 14 de enero de 2011

Soy el inmigrante - LEO ZELADA

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Soy el inmigrante.

Me llamo Vicente Quispe.

Nací en Bolivia. Mi sangre es roja.

Paso todos los días por tu frente y no me logras ver.

Trabajo 14 horas diarias de sol a sol. No tengo seguro ni contrato. No figuro en las cifras de desempleo y no cobro paro. Soy el hombre invisible para las estadísticas de los gobiernos.

Soy el inmigrante.

Vivo en un cuarto pequeño compartiendo habitación con otro compatriota. Salgo apenas a la calle, por temor a migración. No puedo volver a mi hogar, porque mi familia subsiste de mis remesas. Cuando llamo por teléfono a mi esposa y mis hijos, les digo que estoy bien. Me como mis lágrimas. Pero en silencio me consumo como una vela.

Soy el inmigrante.

No gozo de vacaciones en ningún momento del año. Curro todos los días y, alguna vez al mes, libro. Me dijeron que en este país podía alcanzar mi sueño para mí y los míos. Pero no tengo tiempo de pensar. Trabajo todo el tiempo y duermo pocas horas. Soy el otro, aquel que no quieren ver, pero que existe.

Soy el inmigrante.

Ya no quieren reagrupación familiar, y veo crecer a mis hijos como extraños. En los aeropuertos nos ponen en una cola aparte, revisan nuestras cosas y nos desnudan como si fuéramos delincuentes. Y a los que tienen mala suerte los devuelven sin compasión, como hace poco pasó con una anciana argentina de 80 años.

Soy el inmigrante.

Trabajo en la construcción, cuido ancianos, limpio suelos, hago lo que sea, para llevarme un plato de comida dignamente. Pero dicen que cobro poco, que le quito el trabajo a los nacionales. Yo no le quito nada a nadie, señor. Sólo soy un sobreviviente.

Soy el inmigrante.

Dicen que, si sufro mucho, me vuelva a mi país. Pero los señores de la guerra han saqueado nuestra tierra hasta convertirla en un valle de muerte. Cómo volver a una pesadilla a la que nos han arrojado sin consultarnos. Mejor, nomás, es viajar, llevar el dolor de nuestra lejanía dentro. Tengo un puñal atravesado en mi garganta.

Soy el inmigrante.

A José, el ecuatoriano, lo han detenido en el metro. Lo han llevado a Aluche y allí lo hemos visitado. Dicen que es un centro de detención para inmigrantes ilegales, pero más parece una cárcel con rejas para el ganado. Dice que no lo dan de comer casi, que no le permiten hacer llamadas ni hablar con un abogado. Dice que hoy es el primer día que habla con otras personas, después de estar un mes incomunicado. Dios..., ¿qué pecado hemos cometido para que nos traten como animales?

Soy el inmigrante.

Dicen que aquí hay libertad, que todos somos iguales, pero me miran raro y, cuando paso cerca de ellos, se corren de acera, se agarran las bolsas y me miran con reprobación y miedo. A un amigo del trabajo lo han expulsado y eso que es de aquí, pero dicen que es gitano. Si a él le botan siendo de esta tierra, imagínese lo que harán en el futuro con nosotros. Vivo con el miedo en mis huesos.

Soy el inmigrante.

Dicen que hay gente que lucha por nosotros. Pero yo fui a Cruz Roja y Naciones Unidas, y me dijeron que sólo me podían ayudar para retorno voluntario. Para los periódicos sólo somos noticia de segunda mano. Dicen que la derecha no nos quiere, pero la izquierda es el gobierno que ahora nos persigue. Da igual izquierda o derecha, para ninguno de ellos existimos. No somos votos y figuramos como temor en las encuestas. ¿Cuándo será el día que pueda dormir con tranquilidad en esta tierra?

Soy el inmigrante.

Un día no muy lejano, espero que no existan fronteras. Y el mundo entero sea una sola nación. Sólo quizás ese día, por un momento, deje de ser un inmigrante.


Hola.

Me llamo Vicente Quispe.

Nací en Bolivia. Mi sangre es roja como la tuya.

Paso todos los días por tu frente y no me logras ver.

Si me sigues ignorando, no te preguntes después

por qué te golpeé con una piedra.


LEO ZELADA escribe en el blog Diario de un dragón (AQUÍ)
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lunes, 10 de enero de 2011

Carta Real

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“Queridos niños: mi nombre es Baltasar y trabajo de rey mago. Sé que habéis sido muy buenos este año y que os merecéis muchos juguetes. Os escribo para deciros que los traigo todos, pero que tengo un problema. En realidad, tengo dos: el primero es que soy negro, el negro de los reyes Magos, el que escribe los libros de Melchor y Gaspar, y el que sube y baja de los camellos los paquetes mientras ellos se toman unas copas en el bar de oficiales.

El segundo problema es que me tienen parado en el estrecho de Gibraltar porque me faltan no sé qué papeles. Melchor y Gaspar han podido pasar gracias a que han sobornado a los de aduanas con unas rayitas de incienso y mirra y unos Game Boys para sus hijos. A mí no me han dejado ni sobornarlos porque dicen que vete tú a saber de dónde he sacado tantos juguetes, que si los he robado, y que cierre esta bocaza de negro o nos vemos en comisaría.

Yo no quería venir por África, pero seguimos el rastro de una estrella mágica y despistada que nos trae dando un rodeo por el Oriente Medio, atravesando desiertos, con la dificultad añadida de que la perdemos muy a menudo entre nubes por culpa del mal tiempo. Al parecer (y os digo que al parecer pues no lo sé muy bien, porque como soy negro no me cuentan ni la mitad) teníamos que llevar un mensaje de paz a un portal de la calle Bailén, o algo así les oí cuchichear a los dos rubios, cerca de Jerusalén, pero había tal cristo en sus calles que le hemos pedido a la estrella que arreara aprisa, mirando discretamente para otro lado, como que pasábamos por allí. (…)

A los jefes míos se les había ocurrido que podíamos comenzar la entrega de regalos por África porque, como aquí los niños apenas piden nada, liquidábamos el asunto en un santiamén. Y ya veis, ahora me encuentro con el contratiempo de que para entrar en España hacen falta no sé que papeles, pues sin ellos soy un rey mago ilegal. Me han dicho que han puesto una oficina donde te arreglan esto en un visto y no visto, pero que sólo se puede llegar allí en patera. Y diréis que estoy tonto, pero no se me ocurrió meter en el camello ninguna patera. Voy hasta los topes de Play Stations, trenes eléctricos, ordenadores, muñecos que hacen pis, caca y que tienen la regla, y hasta una nueva Barbie Ropa Interior que está más buena que el queso y que se libra de un revolcón porque trabajo de rey bueno y mago, y porque me tienen muy vigilado por ser negro, que si no se iba a enterar. Pero ni una maldita patera.

Así que acabo de entrar en tratos con una mafia de marrocanos que me han pedido a cambio que les suelte el oro que traíamos para un niño muy especial que vive en el Vaticano, o así, pero que nadie sabe darnos noticia cierta de su paradero. Me han traído una patera que, la verdad, muy buena pinta no tiene, pues hay que estar de vigilia achicando agua para mantenerla a flote. Estoy enseñando a los camellos a guardar el equilibrio en ella. Y por si acaso, he mandado preñar a una camella porque me han dicho que los españoles sois muy humanitarios y sensibles, y más con las embarazadas, que no las devolvéis a África porque quedan muy bien en los telediarios.

Si a pesar de todo no nos vemos en la cabalgata, sabed que fue por mi mala estrella”.


FUENTE: Bel-Sar-Utsor Aka Baltasar, Rey. en el Diario gratuito 20minutos, Dic 2005, vía blog de GSÚS BONILLA (AQUÍ)

imagen by: Mónica Ferrero
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viernes, 7 de enero de 2011

Sudar Sur - ANTERO

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las chicas del norte negras
ya no recuerdan desiertos
que no sean redondos
como las esquinas de los billetes de 20 euros

las chicas del norte negras
bajan braguetas con la boca
y hablan todos los idiomas
o se los inventan
dependiendo del tiempo disponible

las chicas del norte negras
solo estorban si se les manda
recogen la mesa
y esnifan las migajas

y cuando por fin y tonto
desembarca el sol
las chicas del norte negras
regresan al sur
a su hijo
a su pared desconchada
a su sudor compartido


ANTERO escribe en el blog DISTRITO CANDELAS (AQUÍ)
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martes, 4 de enero de 2011

Junot Díaz: "Ser inmigrante es como ser alcohólico, nunca se quita"

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¿No era que un escritor era, justamente, alguien con gran, gran dominio del lenguaje? ¿Tanto que podían florearse por diferentes registros? Bueno, miren lo que le dice a Clarín Junot Díaz, el dominicano que ganó el año pasado el Premio Pulitzer (el premio literario más importante de los Estados Unidos) por su novela La maravillosa vida breve de Óscar Wao: Los amigos míos dicen que hablo un español muertísimo y que también hablo un inglés muertísimo. Entonces, me parece que yo no tengo una lengua donde me siento muy cómodo.

Justamente. Cuando el jurado eligió la novela de Díaz, elegía un texto escrito en el inglés de un inmigrante "latino", un inglés mezclado, revuelto con alguna de tantas versiones del español. Y elegía también el imaginario, los mitos, los miedos que esos inmigrantes cargaron consigo a través del Caribe. Y los nuevos, los que aprendieron en el Norte.

Díaz, el novelista incómodo en todas sus lenguas, estará en mayo en Buenos Aires para participar en la Feria del Libro, auspiciado por la embajada de Estados Unidos y Revista Ñ. Además de hablar en público y presentarse con escritores, viene a visitar amigos ("Toditos abogados") y no está en sus planes nada como ver fútbol ("Soy muy aburrido") ni recorrer ningún lugar en particular ("Yo prefiero la gente a los edificios").

Desde que le dieron el premio, su libro -es su primera novela, antes había escrito cuentos- entró en las listas de best sellers en los Estados Unidos y su nombre recorrió el continente. ¿Por qué? El dijo por ahí que su historia "sólo podía ocurrir en (norte)América". La historia del ascenso social. La historia de cómo el chico que creció en un barrio con vista a un basural se volvió un escritor consagrado. "Me da risa -supo decir-, cada vez que estoy en las reuniones de docentes del MIT, la gente anda como 'Tengo un Premio Nobel', O 'Tengo un Premio Pritzker'. Y yo: 'Mis padres fueron ilegales'".

En breve (aunque la brevedad impide hacer justicia al libro): la novela premiada cuenta la historia de Óscar De León, un dominicano negro, gordo, y, palabra clave, nerd. Es decir, algo bastante parecido a un "traga", que además tiene poco éxito en las relaciones sociales. En definitiva: alguien que rompe con el deber ser del estereotipo caribeño: seductor, canchero, deportista. Óscar (le dirán Wao por la pronunicación "latina" de "Wilde") no es nada de eso. Y no, no le va bien.
Desde Estados Unidos, en el teléfono, Díaz empieza cauteloso, serio. Pero se irá soltando.

¿Qué tiene que ver su vida con la de Óscar Wao?
Uf, no mucho.
Yo pensaba que un poco sí; usted fue a buenas universidades, se escapaba del barrio a la biblioteca...
Imagínate, no conozco un escritor que no sea nerd. Yo soy nerd-nerd-nerd. Pero no tan nerd como Óscar. Hay niveles: si Óscar es un 8, yo soy un 3.
Casi normal...
La mayoría de mis amigos es un 1. No les encanta leer, no les gusta la literatura, no quieren saber de cómics. Dije que soy un 3, vamos a decir un 5, eso es más justo.

¿Cuáles son sus características como nerd?
Me encanta leer. Esa es la enfermedad que se me pegó. Mira, si alguien tiene un librero en su casa y, digamos, una botella de ron abierta, yo primero me acerco al librero.

¿Cómo le dio esa enfermedad?
Cuando emigré a Estados Unidos, yo tenía seis años. Creo que fue una reacción, una manera de sobrevivir, tú sabes, esa vaina tan difícil de la emigración, a veces un muchacho busca la forma de sentirse capaz, busca una forma de sobrevivir. La lectura me ayudó. Mira, yo vengo de una familia muy militar. A mis hermanos, a a mi papá, la única vaina que les interesaba era el boxeo. Para mí, un muchacho sensible, festivo, eso era demasiado salvaje.

¿Fue difícil en esa familia convertirse en escritor?
Imagínate, coño. Me tenía que esconder de mi propia familia. Tenía que esconder los libros para que no se burlaran.
Usted ganó este premio con una novela medio en español. ¿Mejoró la situación de los latinos en Estados Unidos? ¿Las segundas generaciones ya no tienen que abandonar el español?
El público norteamericano se está acostumbrando a ver un inglés bien mezclado con español. Para un latino, eso significa que se está mejorando el ambiente, porque en los Estados Unidos hay un prejuicio contra el español bastante grande.

¿Un prejuicio de clase?
Claro que hay un prejuicio de clase, pero también hay un prejuicio contra el idioma. Yo veo amigos míos, que son riquísimos, blanquitos, que vienen de buenísima familia, y cuando llegan a los Estados Unidos, no hablan ni papa de español.
Eso los vuelve negros...
Se vuelven negros, o peor, se vuelven malditos ilegales. Entonces, hay ese prejuicio en la cultura en general. Aunque yo he visto muchos cambios, los Estados Unidos siguen siendo un país, una cultura muy, muy antilatina.

Ni inglés ni español. ¿Quién entiende su libro completamente?
Cuando una novela tiene personajes que le llegan a la gente, yo creo que los lectores aguantan mucha mierda. Aunque encuentren palabras que no entienden. Yo creo que gané este maldito público por mis personajes. Y creo que a mucha gente que ha leído esta novela no le importa ni culo la cultura latina. ni quieren saber nada con el español, pero aguantaron por los personajes.
Y lo que no entendieron, lo imaginaron.
Tú sabes cómo es eso de leer, el lector está acostumbrado a no conocer muchas palabras. Y hay gente a la que le encanta ver el español mezclado con el inglés.
Obama también es un hombre "mezcla". ¿Es un clima de época? ¿Se acabaron los "puros"?
Yo no creo ser tan optimista. Una cultura como la de Estados Unidos tiene varias ramas. Una es ese punto de vista, que somos todos mezcladitos, que no hay nada que valga la pena que no venga de otras cosas, de diferentes raíces. Pero también hay zonas de la cultura norteamericana que sueñan con una cultura pura.
Anglosajona.
Pureza, blanquedad. Dos impulsos existen en Estados Unidos.Nosotros somos la generación que metió a Obama en la Casa Blanca. Pero también la que quiere botar a los inmigrantes. Y ahora... cuando la economía se pone malísima la gente inmediatamente le cae encima a los inmigrantes.
¿Hay un deseo de quedarse afuera de esa sociedad anglosajona cuando se habla spanglish?
¡Yo no hablo spanglish, mi amor! Yo soy el único de la familia que habla un español tan muerto, y eso porque me crié con morenos, con african-americans. Mis hermanas, sus hijos, toditos hablan un español perfecto. Y sus hijos no son nada de spanglishparlantes.

Pero usted escribe en spanglish.
Bueno, no, porque mira, no es spanglish. Pero hay muchísimos escritores que mezclan inglés y español y nadie les pega spanglish. Yo creo que lo que sucede en esta novela es code-switching (NdeR: la mezcla de varios idiomas en una frase) entre español e inglés. La nueva generación es completamente bilingüe, habla bien los dos idiomas.
Es decir que usted no le tiene ninguna fe al spanglish como idioma.
¡Pero por favor! ¡Nunca! No veo al spanglish como un idioma, lo veo como una etapa.

¿Cómo se siente cuando va a Santo Domingo?
Es muy complejo. Me siento un inmigrante. Pero de otro tipo que en Estados Unidos.
¿En Estados Unidos todavía se siente un inmigrante?
¡Claro! ¿Tú crees que cuando uno domina el idioma y conoce más o menos la cultura eso cambia? Ser inmigrante es como ser alcohólico. Eso nunca se quita. Mis hijos, si nacen acá, no van a ser inmigrantes. Pero yo, siempre. Siempre, siempre, siempre.


FUENTE: Clarín (AQUÍ)
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domingo, 2 de enero de 2011

El rey Baltasar no podrá repartir regalos este año

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Este es el correo que nos envía Javier Serrano (AQUÍ)




Este año los Reyes Magos sólo serán dos. Baltasar, el rey negro, no podrá acudir a la cita pues hace meses que se encuentra retenido en un C.I.E.