lunes, 26 de julio de 2010

Y nunca más se supo... - Relato de DAVID MRKZ

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Recuerdo ese día como si fuese ayer.
Recuerdo como un sudor frío me recorrió la espalda y un pequeño temblor se apoderó de mis piernas. Allí estabamos dos amigos más y yo. Todo nuestro sudor, nuestros negocios, nuestros ahorros, y lo más importante, nuestra vida, quedó en manos de aquellos hombres.
Despúes de largas negociaciones volvimos a nuestros hogares.
Mi madre me esperaba.
En un pequeño cuenco había media pierna de un cordero que mi madre compró ese mismo día para celebrar mi viaje. Lo degusté con ansia, pena y satisfacción.
En un pequeño zurrón hecho con piel de vaca metí lo indispensable; Algo de dinero, unas fotos, tabaco seco de hace tiempo y mi documentación, aunque estando hechas del mismo material, allá donde voy no tiene ningún valor.
El primer rayo de sol me derritió las pestañas y liberó mis ojos. Me levanté. Acaricié mis sábanas, mis paredes, a mis hermanos...
Fotografié mentalmente todos los rincones de mi hogar, lo olores de esa mañana, las caras...pero lo que nunca olvidé fueron las lágrimas demi madre que atravesaron mi vestimenta.
Salí de casa y el día era soleado, demasiado calor, más que de costumbre.
Me até el zurrón a la espalda y partí.
Nos llevaron en un pequeño camión de ganado hasta la costa, donde nuestro billete a la libertad nos esperaba atado en la orilla.
15 metros...30 hombres....3 mujeres......6 niños...todos allá apretados como el tabaco del que sería mi último cigarrillo.
El motor se arrancó y un fuerte olor a gasoil me entró hasta los pulmones.
Partimos de allí con la esperanza de dormir en un colchón blando, tener una casa en pié y lo más importante...sacar a nuestra familia adelante.
Recorrimos unas 10 millas marinas....la costa desapareció....pude tener una visión de mi madre decìdiéndome adiós desde la ventana de casa...


y desapareció...


DAVID MRKZ escribe en el blog Yendo de la nada a ningún sitio (AQUÍ)
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