domingo, 1 de agosto de 2010

Omar y Willy al volante - ARTURO PÉREZ-REVERTE

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En este país de gilipollas y gilipollos, donde confundimos realidad y demagogia, donde cualquier cantamañanas puede soltar la chorrada más inmensa y el gobernante local o general de turno responder, oiga, vale, bueno, de acuerdo, vamos a estudiarlo detenidamente, etcétera, más que nada porque no se diga que él no es más razonable y más liberal y más demócrata que el copón de Bullas, hay temas de opinión incómodos. Uno de ellos tiene que ver con la inmigración, y eso lo hace más delicado todavía, pues abordar la materia supone moverse por la cuerda floja, entre los cenutrios xenófobos que echan su estupidez y frustraciones sobre la espalda del inmigrante que viene a trabajar y ganarse honradamente la vida, y los imbéciles de buena voluntad que sostienen, impertérritos, que todos los que llegan son cachos de pan bendito. O sea: que un pedazo moro de diecisiete años con una navaja, o un hijoputa latino que clona tarjetas de crédito en el restaurante donde trabaja de camarero, son, respectivamente, un pobre menor magrebí marginado por la sociedad occidental y un entrañable indiecito guaraní como el del bolero. Y bueno. Todo esto viene a cuento por un asunto que llevo tiempo esquivando: los permisos de conducir de los emigrantes. Lo que pasa es que hoy no se me ocurre otra murga para teclear. Además hace frío, me he tomado dos orujos, y lo socialmente correcto me importa un huevo.

No todos, claro. Pero algunos conducen como para darles cuatro tiros. Muchos son peligros públicos al volante de máquinas de matar y de matarse. Las razones son evidentes: menos exigencias para obtener los permisos en sus países de origen, o la adquisición de aquéllos con el único trámite del pago de su importe, sin prácticas, ni autoescuelas, ni ciruelos en vinagre. El funcionario trinca lo suyo y tú puedes conducir lo que te salga. Eso ocurre en ciertos países de Hispanoamérica, el Magreb y África; pero es que, además, ni siquiera todos los permisos allí obtenidos por la vía derecha son garantía absoluta. Sólo a un retrasado mental se le ocurre sostener que el nivel exigido a un conductor en Senegal es el mismo que en España o en Holanda. Además, en Europa se estilan comportamientos al volante que, sin ser homogéneos, ni perfectos –tampoco vamos a comparar a un italiano o un español con un alemán o un sueco–, se sitúan dentro de una convención general que tiende al civismo, a la urbanidad, al respeto por las normas. Es lo que algunos llaman educación vial; pero en algunos países de origen de nuestros inmigrantes, ese marco de convivencia no siempre es el mismo, sino al contrario: cada uno por su cuenta y todos contra todos.

Y claro. Luego llegan aquí Willy Rodríguez, Omar Nguema o Ludmila Popescu, se compran un cacharro de tercera o cuarta mano –que ésa es otra–, se suben ocho o diez para poder llegar temprano al tajo, al taller, al invernadero donde los explotan por cuatro putos duros, y en el paso a nivel los desparrama a todos el Talgo, o en la curva se empotran contra una familia. O se matan ellos solos con la moto de mensaka yendo en dirección contraria con el casco a lo Pericles, o te endiñan por detrás y por delante con la furgoneta de reparto, o se saltan el semáforo que en Bamako, Quito o Tirana siempre está fundido, o adelantan en cambio de rasante porque en su tierra están acostumbrados, si un policía les dice ojos negros tienes, a soltar dos mortadelos y aquí no ha pasado nada. Y eso no puede ser, porque además cada vez son más –y es bueno que lo sean, que vengan a meterle sangre joven y ambición y cojones a esta vieja Europa arrugada, estéril, zángana, caduca y egoísta–. Por eso es preciso que todo se regule con sentido común y con justicia, y que en vez de que salgan a la calle, como hace poco no sé dónde, cuatro mil pardillos a pedir que se homologuen sin más trámite ni requisitos, por la cara, todos los permisos de conducir de los emigrantes sin excepción, ya mismo, o sea, ipsoflauto, intentemos evitar que cada año sean detenidos en España, estadísticas en mano, diez mil que circulan sin carnet de conducir, con éste irregular o sin el seguro obligatorio –que ésa es otra: te espilfarran y vete a cobrar los daños–. Pero eso no se improvisa con simplezas solidarias. Se planifica despacio, con cuidado, a largo plazo. Sin vulnerar derechos de gente honrada, pero sin tampoco hacer el chorra. Sin demagogia barata. Con garantías para los inmigrantes, claro. Y para todos.


ARTURO PÉREZ-REVERTE, No me cogeréis vivo (2001-2005), Alfaguara, Madrid, 2005, págs. 364-366
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13 comentarios:

  1. Arturo, siempre acertado!

    Un abrazo

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  2. No puede hacer un artículo de análisis sin insultar?

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  3. No se puede ser mas c laro y contundente en aplicar la xenofobia y el racismo.

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  5. Me parece un artículo totalmente ofensivo, lleno de topicazos, en el que estoy en total desacuerdo. No tenía ni idea que este que se llama escritor (porque no me gusta nada como escribe) tuviera tintes racistas.

    "que un pedazo moro de diecisiete años con una navaja"
    "un hijoputa latino que clona tarjetas de crédito"

    Es inadmisible, para mí.



    Gio.

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  6. Insultante, burdo, cateto, lleno de lugares comunes de la más fácil demagogia que pretende criticar. Una más de alguien que, pudiendo haber sido inteligente, se dio a lo estúpido.

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  7. No sabeis leer, maldita sea. Nunca he visto denunciar un problema real con más respeto, más gracia y más talento.

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  8. Ojo, este artículo está aquí porque ya dijimos que, aunque el blog es a favor de los inmigrantes y de la movilidad natural de fronteras, y en general la mayor parte de los materiales estarán de su parte, también hay lugar para matices (siempre que no sean de tinte xenófobo, aunque entiendo que el artículo no es xenófobo ni por asomo).

    Gracias a todos.

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  9. Como dice "Anónimo", hay muchos que no saben leer.

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  10. Entro al trapo de Giovanni.

    Los extractos que mencionas denuncian una actitud de cierto sector de defensa de la inmigración, que por defenderles de ataques racistas se pasan asegurando que un inmigrante no hace esas cosas.

    Discriminación positiva.

    Yo opino que, como la discriminación a secas, la discriminación positiva no es más que otra forma de discriminación.

    Desgraciadamente, existen inmigrantes que delinquen. Unos pocos empañan la reputación de todos.
    Lo mismo opina Arturo P. R. de los permisos de conducir. Está en contra de que se equiparen a la ligera.

    Por otro lado, dices:
    este que se llama escritor (porque no me gusta nada como escribe):

    Es decir, que si no te gusta como escribe, no se puede llamar 'escritor'?

    Aunque a veces no me guste cómo escribes, Giovanni, nunca dejaré de considerar que eres un gran escritor. La calidad no tiene que ver con el gusto. Y ahí tenemos el código da vinci para demostrarlo.

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  11. Pues es un escritor y además buen escritor Giovanni.
    Es cierto que le va el rollete ácido y que está encantado con su postura de malo-malote que explota hasta la saciedad.
    Es verdad que aquí mete un poquito de caña para después hacer la pelota diciendo que Europa está arrugada, estéril, zángana y caduca, y que necesita los cojones y no sé qué más de los emigrantes. Yo no estoy nada de acuerdo excepto en que necesitamos trabajadores, pero sin más, gente que trabaje.
    ¿Europa zángana y caduca?.......¡venga hombre, ni él se lo cree!
    En todas partes cuecen habas Gío, y entre los emigrantes también y supongo que estarás de acuerdo conmigo.
    No se pueden homologar por sistema todo y en todas partes. Si a mí me exigen, también deben exigirle al
    que viene, porque de otra forma no sería justo ni para mí ni para el que viene. Estudios, requisitos, permisos etc, etc.
    Pérez Reverte, ya te digo, va de malo-malote siempre y dice las cosas de forma "poco correcta" pero en el fondo siempre o casi siempre tiene razón.
    Lo único que no me gusta demasiado de él es que siempre nada y guarda la ropa y eso a mis ojos lo hace un poco menos creible.
    Es muy importante saber leer entre líneas

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  12. Aclaro que no estoy en contra de que se haya colgado este artículo, estoy de acuerdo con la premisa que ha indicado el administrador del blog (Batania) por algo, junto con Santi Tena y Sonia Bueno, somos los "creadores" de la idea, blog y facebook: "blog en favor de los inmigrantes y de la libre circulación entre fronteras, pero también da espacio a la crítica y el matiz, siempre que no caiga en la xenofobia"

    Lo que no me gusta es el trato que da esta persona a los inmigrantes, con frases y adjetivos denigrantes, para mi gusto. No niego que en todas partes hay gente indeseable, soy el primero en indignarme cuando he visto ciertos actos por parte de inmigrantes que dañan la reputación de la mayoría de extranjeros que solo vienen a trabajar, por suerte solo es una minúscula parte. Y también pasa lo mismo con los propios nacionales y por eso no meto a todos en un mismo saco o les insulto. Creo que esta parte de mi opinón está clara.

    Ahora, lo de que "este que se llama escritor" fue en tono sarcástico, porque a leer este artículo me he cabreado mucho y no fue por querer juzgar su calidad; y para no decir otra cosa, dije eso. Insultar no es mi estilo. Ya se que es cuestión de gustos, a mí no me gusta y a los demás seguro que sí.

    Con relación al tema de homologar los permisos de conducir, es una discusión que se puede hacer en otro tono. Si se permiten dichas homologaciones, es responsabilidad de las autoridades y si lo hacen es porque existen convenios con cada país, se que no son con todos, con los paises de la unión europea no es necesario convenios, tengo entendido, pero con el resto, solo se homologan con los que tienen convenio. Entonces no es culpa de los inmigrantes y por ese motivo no nos merecemos un artículo, que para mi gusto, es tendensioso. Nada más. Tengo la sensibilidad a flor de piel y siento, si algunos piensan que interpreto mal la intención del artículo o que no he leído entre líneas, pero as así como lo veo yo.

    Abrazos y paz, que ya tengo mucha guerra interna.

    Gio.

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  13. Me encanta cuando habla tan claro. Diáfano. Al pan, pan y al vino, vino.
    Está claro de qué va esto: de demagogias baratas.

    Escribir, escribe como los ángeles y dice justo lo que quiere decir, cuando lo quiere decir (ha quedado claro en el primer párrafo) y como le sale de los mismísimos.

    El artículo no habla de la inmigración, habla de la homologación de los permisos de conducir, sin confundir las churras con las merinas.

    Completamente de acuerdo con Danilac.
    Paz, Gio. Comprendido y respetable.

    Laura

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