.
Fuera de mis pulmones
están los muertos
con las miradas perdidas en
los miles de espejos
que ya no creen en ellos
Y tú y yo nos acercamos hasta la zona privada.
Y tú y yo descubrimos que hay algo más que baños y humo.
Lejos de sus ojos
quedan las imágenes del amor,
los olores de las risas,
el agua sucia con la que
otros embadurnaron sus vidas.
Y ellos y ellas tocan las luces de neón
Y ellos y ellas ahora se acercan al miedo
Más allá de mis heridas
existen otros precipicios
que no pueden ser curados
con algodones ni antiséptico,
aún así cicatrizan a golpes de viento.
Y tú y yo nos creamos cicatrices innecesarias.
Y tú y yo adquirimos secretos superfluos.
En otra dimensión
quedó correr delante de los guardianes
de las ruinas de la ética
con la razón como única bandera,
con las heridas sordas de la intransigencia.
Y ellos y ellas descubren fronteras filosóficas.
Y ellos y ellas escupen lágrimas a la intolerancia.
Desde mi cuerpo hacia fuera
no veo más que
el mar de mis ambiciones
siempre gobernado por huecas mareas
que se alimentan de otras pobrezas.
Y tú y yo nos creemos mártires del tiempo.
Y tú y yo no vemos lo que estamos construyendo.
A mil años luz de la esperanza
trabajan diariamente
a golpes de intolerancia
blandiendo sonrisas como armas
ante los ejércitos de la infamia.
Y ellos y ellas no deberían encontrar fronteras
Y tú y yo no deberíamos crearlas.
JOSÉ NAVEIRAS escribe en el blog Sangrante siempre y casi desangrado (AQUÍ)
.
lunes, 16 de agosto de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Quedé sin palabras una vez más...
ResponderEliminarEste poema es precioso!!!
p/d Tu proverbial ingenio tambien traspasó fronteras.
Felicitaciones.Besos
ups, gracias, me sonrojo
ResponderEliminar