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Salvo la poca tierra que alberga
la pequeña maceta de un inofensivo cactus,
nadie debería relacionar posesión, tierra.
HIPÓLITO GARCÍA FERNÁNDEZ, "BOLO", El sofá de los valientes, Amargord, Madrid, 2010, pág. 42
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jueves, 22 de julio de 2010
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Tienen que cambiar muchas cosas en este mundo para que nadie quiera poseerlo y todos quieran disfrutarlo compartiéndolo en paz. La bondad forma parte del hombre, pero también el egoísmo.
ResponderEliminarSaludos
Qué razón tienes... Ojalá eso fuese posible a estas alturas. Sin embargo, cabe preguntarse si, si los cactus se pareciesen un mínimo a nosotros, no empezarían a desear ser poseedores de esa maceta.
ResponderEliminarcorto, aceptable, pero nada nuevo.
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